El caballo deberá tener siempre en la cuadra agua limpia y fresca dándole la posibilidad de beber cuando quiera. No obstante el caballo obtiene de la comida gran parte del líquido que necesita. No deberemos dejarle beber mucho antes de hacer ejercicio y tampoco después del trabajo cuando aún está sofocado, es preferible que beba pequeñas cantidades y de agua no muy fría.
La media normal de agua que ingiere un caballo es alrededor de 40 litros y puede llegar a 65 si hace mucho calor.
En cuanto al ejercicio que debe realizar dependiendo de la resistencia del caballo, nunca se deberá ser abusivo. Son evidentes los síntomas de agotamiento, por lo tanto cuando se muestren debemos parar.
Como cualquier otro animal, lo ideal sería que tuviese la posibilidad de hacer ejercicio a diario.
Si nos resulta imposible trabajarlo con continuidad, sería bueno al menos, soltarlo en un prado o darle cuerda con cierta frecuencia. El trabajo irregular, largas jornadas de trabajo con intervalos de inactividad, son francamente perjudiciales.
No olvidar nunca que adquirir un caballo es una responsabilidad, que aunque muy gratificante nos exige mucha atención.